Escúchame, no te va a gustar lo que te voy a decir pero hay que hacerlo. Y bueno, debería estar acostumbrado ya. Allá voy, yo también soy necesario, a mí también me tienes que querer. Sí, sé que ahora te preguntarás porque, pero te lo voy a explicar.
Es muy fácil, piensa que sería de tu vida si nunca hubieses hecho algo malo, algo que te iba a doler. Ahora quítale los momentos en los que has estado mal y algo dentro de ti, te ha hecho hacer algo que te ha alegrado la tarde. Si quitas todo eso de tu vida, ¿qué te queda? No lo pienses te lo digo yo, la rutina. Y la rutina, ya sabes, es mala vida.
Me gusta ser quién soy, pero no me gusta cómo me ves. Alguien malo, que te hace fallar, errar, tratar mal a la gente, enfadarte. Pero no yo no hago eso, bueno no es mi intención. Realmente yo, soy en parte el causante de las cosas buenas que te han pasado, piénsalo. Soy la chispa de todas las historias. Me tienes miedo (no deberías), el mismo que tienes antes de hacer algo, que te acabará gustando. Todo lo bueno empieza con miedo. Con miedo y con dolor, y que quede claro, ese dolor no es culpa mía. Yo también lo sufro.
En definitiva, yo soy bueno. Hazme un poco más de caso, déjate guiar un poco por mí y de vez en cuando, grita. Llora de dolor, o de alegría. De vez en cuando habla conmigo, pídeme las cosas que yo me encargaré de encender la mecha de alguna historia que algún día recordarás.
Increíble. Me encanta cómo has sabido mirar desde una perspectiva que no sabemos apreciar la mayoría de veces.
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Muchas gracias.
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Todos los momentos y las experiencias en la vida conforman el puzzle que somos: alegría y tristeza, ira y paz, acierto y error, generosidad y egoismo, venganza y perdón…
Aceptemos nuestro lado oscuro y vivamos siendo nosotros mismos, aceptando nuestras luces y nuestras sombras, nuestros picos y nuestros valles.
¡Magnífico escrito!
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